# ¿Puede haber participación extranjera en la producción y operación de programas de radio y televisión? Hola a todos, soy el Profesor Liu. Con más de una década de experiencia asesorando a empresas extranjeras en su establecimiento en China y otros catorce años especializado en trámites administrativos y fiscales en Jiaxi Finanzas e Impuestos, he visto de primera mano cómo evoluciona el panorama regulatorio para la inversión foránea. Una pregunta que resurge con frecuencia entre inversores hispanohablantes, especialmente aquellos con interés en el sector cultural y mediático, es: **¿Es posible que el capital extranjero participe en la producción y, más aún, en la operación de programas de radio y televisión en China?** Esta no es una cuestión menor; toca fibras sensibles de la soberanía cultural, la seguridad informativa y las políticas de apertura económica. El sector audiovisual chino es un mercado inmenso y en rápido crecimiento, pero su acceso está cuidadosamente delimitado por un marco legal complejo. En este artículo, desglosaremos esta pregunta aparentemente sencilla, explorando los matices, las restricciones, las oportunidades reales y los desafíos prácticos, todo desde la perspectiva de quien ha ayudado a navegar estos intricados procesos.

Marco Legal Fundamental

Para entender la posibilidad de participación extranjera, debemos comenzar por la base: la ley. El punto de partida es el **"Catálogo de Industrias para la Inversión Extranjera"**, un documento clave que clasifica los sectores en "alentados", "permitidos", "restringidos" y "prohibidos" para la inversión foránea. Tradicionalmente, las actividades nucleares de radiodifusión y televisión, especialmente la operación de canales y frecuencias, han estado en la categoría de **prohibidas**. Esto se fundamenta en regulaciones como las "Normas para la Administración de Estaciones de Radio y Televisión" y la "Ley de Radio y Televisión de la República Popular China", que establecen que estas instituciones son propiedad del Estado. Sin embargo, el diablo está en los detalles. La producción de *contenido* audiovisual (programas, series, documentales) para su posterior emisión a través de operadores autorizados sí ha abierto ciertas rendijas. No se trata de una puerta abierta, sino de ventanas con medidas de seguridad muy específicas. En mi experiencia, muchos clientes llegan con la idea de "comprar una emisora de radio", lo cual es inviable, pero podemos redirigir la conversación hacia modelos de cooperación en producción que sí son factibles dentro del marco legal.

La evolución de este marco ha sido gradual. A lo largo de mis 26 años de carrera, he visto cómo las políticas se ajustan para equilibrar la protección del espacio mediático nacional con la introducción de capital, tecnología y experiencias internacionales. Por ejemplo, revisiones anteriores del catálogo han permitido, bajo estrictas condiciones, la inversión extranjera en la producción y distribución de películas y series de televisión. Es crucial distinguir entre **"operación"** (gestión de la plataforma de transmisión) y **"producción"** (creación del contenido). Mientras la primera sigue siendo un área altamente sensible y protegida, la segunda ha experimentado una apertura controlada, especialmente en zonas piloto como la Zona de Libre Comercio de Shanghai. Aquí, el conocimiento profundo de las normativas sectoriales específicas, más allá de la ley de inversión general, marca la diferencia entre un proyecto viable y uno que ni siquiera debería esbozarse.

Investigaciones del Centro de Estudios de Medios de la Universidad de Comunicación de China indican que la regulación busca un doble objetivo: salvaguardar la seguridad cultural y al mismo tiempo fomentar una industria competitiva a nivel global. Opiniones de terceros, como las de la Cámara de Comercio de la UE en China, han señalado que, aunque existen barreras, el diálogo constante ha logrado avances en áreas concretas. La clave para el inversor es realizar un **análisis de viabilidad regulatoria** como primer paso, antes de cualquier consideración comercial o financiera. No hacerlo puede llevar a pérdidas de tiempo y recursos considerables, algo que he presenciado en proyectos que tuvieron que ser reformulados desde cero.

Modelos de Cooperación Factibles

Dado que la operación directa está fuera de alcance, ¿cómo puede participar un inversor extranjero? Los modelos existentes son principalmente de **cooperación y co-producción**. El más común es la formación de una empresa de producción de contenidos audiovisuales con participación extranjera. Sin embargo, aquí aparece la primera gran traba: la necesidad de una licencia específica. Para producir programas de televisión que se emitan en canales nacionales, la empresa necesita una "Licencia para la Producción de Programas de Televisión". Obtenerla para una empresa con capital extranjero es un proceso arduo y no siempre exitoso, sujeto a cuotas y evaluaciones muy estrictas por parte de la Administración Nacional de Radio y Televisión (NRTA).

Un modelo alternativo y más ágil es el de **co-producción por proyecto**. Bajo este esquema, una productora extranjera se asocia con una productora china poseedora de la licencia pertinente para desarrollar un programa específico (por ejemplo, una serie documental o un formato de entretenimiento). La empresa china actúa como la titular legal del proyecto ante las autoridades, gestionando los trámites de aprobación del guion y la emisión. La parte extranjera contribuye con capital, know-how técnico, talento creativo o derechos de formato. Este modelo permite cierta participación, pero cede el control regulatorio final a la contraparte local. Recuerdo un caso de un grupo español interesado en adaptar un exitoso formato de concurso culinario. Tras meses de negociación, logramos estructurar un acuerdo de co-producción con una televisión provincial, donde ellos aportaban el formato y la experiencia en producción, y la parte china la licencia, el equipo local y la relación con el canal emisor. Fue un proceso de "ida y vuelta" constante con los departamentos legales de ambas partes.

Otro modelo, más indirecto pero válido, es la **prestación de servicios técnicos y de consultoría**. Empresas extranjeras pueden contratarse para proveer equipos de última generación, formación a equipos de producción, diseño de sets o asesoría en postproducción. En este caso, no son propietarios del contenido ni tienen derechos de emisión, pero su participación es crucial en la cadena de valor. La ventaja es que evita muchos de los escollos regulatorios directos. La desventaja, claro, es que el margen de beneficio y el control sobre el producto final son menores. Estos modelos demuestran que, si bien la puerta principal está cerrada, hay ventanas y pasillos laterales por los que, con la estrategia correcta, se puede transitar.

Restricciones en Contenido y Censura

Supongamos que se supera el obstáculo del modelo de negocio. El siguiente gran muro es el **contenido**. Todos los programas destinados a la emisión en radio y televisión en China deben pasar por un riguroso proceso de censura previa. Las guías son amplias y abarcan desde la protección de la seguridad del Estado y la unidad nacional, hasta la promoción de valores socialistas y la moralidad pública. Para un productor extranjero, entender estos límites no intuitivos es fundamental. Temas sensibles como la historia contemporánea, las relaciones étnicas, lo sobrenatural o ciertas representaciones de la vida social pueden llevar al rechazo de un proyecto.

La experiencia me ha enseñado que el proceso de **aprobación de guiones** es una etapa crítica donde muchos proyectos conjuntos fracasan. No es solo una cuestión de traducir un guion; es necesario "localizarlo" cultural y políticamente. He visto proyectos donde la contraparte extranjera insistía en elementos narrativos que, aunque inocuos en su país, eran inaceptables para los censores locales. La solución pasa por una colaboración muy estrecha con el socio chino, quien suele tener un "olfato" más desarrollado para lo que puede o no pasar. A veces, implica renunciar a episodios enteros o reformular arcos argumentales. Un término profesional clave aquí es el de **"auto-censura preventiva"**, una práctica donde el equipo de producción, anticipándose a los criterios de la NRTA, ajusta el contenido durante la fase creativa para aumentar sus posibilidades de aprobación.

Investigaciones académicas, como las del profesor Li Yonggang de la Universidad de Pekín, destacan que el sistema de censura no es solo una barrera, sino también un **mecanismo de orientación del mercado** que moldea los géneros y temas que florecen. Para el inversor extranjero, esto significa que su capacidad para innovar o introducir formatos radicalmente diferentes está severamente constreñida. El éxito suele llegar con formatos que son fácilmente adaptables a los valores locales y que priorizan el entretenimiento "puro" sobre el contenido social o político. La evidencia está en los catálogos de programas: los formatos de talent shows, concursos o reality shows de viajes tienen mucha más presencia y éxito que las series dramáticas con trasfondo histórico complejo producidas desde el exterior.

Estructuras Societarias y Límites de Capital

Si un inversor decide establecer una empresa de producción de contenidos, debe elegir la estructura societaria adecuada. La forma más común es la **Empresa de Inversión Extranjera (EIE)**. Sin embargo, incluso en la categoría "restringida" (que es donde suele caer la producción audiovisual), existen límites al porcentaje de participación extranjera. En muchos casos, se requiere que la parte china sea el **accionista mayoritario** o, al menos, tenga un control significativo, especialmente en la junta directiva y en la figura del representante legal. Esto no es un mero formalismo; en la práctica, otorga a la parte china la última palabra en decisiones estratégicas y, lo que es más importante, la responsabilidad última ante las autoridades regulatorias.

¿Puede haber participación extranjera en la producción y operación de programas de radio y televisión?

En mi trabajo en Jiaxi Finanzas e Impuestos, uno de los desafíos administrativos más comunes es justificar la viabilidad y el cumplimiento normativo de la estructura propuesta ante el Ministerio de Comercio (MOFCOM) y la NRTA. Los documentos requeridos son extensos: desde el plan de negocio detallado y los currículums de los directivos chinos y extranjeros (con especial atención a su experiencia en el sector), hasta las garantías de cumplimiento de las leyes de contenido. Un error frecuente es subestimar el tiempo que lleva este proceso. No es cuestión de semanas, sino de meses, y a veces incluso más de un año. Un caso que recuerdo vívidamente fue el de una productora latinoamericana que quería establecer una joint-venture en Beijing. El mayor escollo no fue el capital, sino encontrar un socio chino con la licencia adecuada y la solvencia reputacional que las autoridades exigían. Finalmente, tuvimos que recomendarles empezar con un modelo de cooperación por proyecto para generar confianza antes de plantear una estructura societaria formal.

Además, existen restricciones geográficas. Algunas formas de cooperación o estructuras societarias solo se permiten dentro de las **Zonas de Libre Comercio (FTZ)**, donde las políticas son más flexibles como experimento piloto. Por ejemplo, en la FTZ de Shanghai, se han relajado ligeramente algunos requisitos para empresas de producción de animación y documentales. Conocer estos parches de flexibilidad dentro del sistema general es parte del valor que un asesor experimentado puede aportar. Vamos, que hay que saber dónde pisar terreno más blando.

Perspectivas de Futuro y Tendencias

Mirando hacia adelante, el panorama no es estático. La creciente competencia de las plataformas de streaming online (que tienen regulaciones ligeramente diferentes y, en algunos aspectos, más abiertas a la inversión extranjera en distribución) está presionando al sector de la televisión tradicional. Esta **convergencia mediática** podría, a largo plazo, influir en una mayor apertura. Además, la estrategia "China Going Global" para la difusión de la cultura china podría fomentar más co-producciones de alta calidad con socios internacionales, no solo como receptores de capital, sino como canales de distribución en el exterior.

Sin embargo, cualquier apertura será gradual y altamente controlada. La seguridad cultural sigue siendo una prioridad absoluta para el gobierno. Las futuras líneas de investigación para inversores deberían centrarse en cómo las tecnologías como la **inteligencia artificial en la generación de contenido** o la **realidad virtual** podrían encajar en los marcos regulatorios existentes, o si crearán nuevas categorías. También es crucial monitorear los cambios en el Catálogo de Inversión Extranjera, que se revisa periódicamente. Una recomendación práctica es establecer una relación de consultoría continua con expertos locales, más que un enfoque de proyecto único, para estar al tanto de estos cambios sutiles pero importantes.

Desde mi perspectiva, el futuro cercano no verá una liberalización que permita la operación directa de canales por parte de extranjeros. Pero sí es posible esperar una **profesionalización y sofisticación** de los mecanismos de co-producción, con procesos de aprobación más estandarizados (aunque no menos estrictos) y quizás un incremento en los cupos para proyectos conjuntos en géneros específicos donde China busca expertise internacional, como la animación de alto nivel o los documentales científicos. El inversor astuto será el que sepa alinear sus objetivos con las prioridades estratégicas del sector audiovisual chino.

### Conclusión En resumen, la participación extranjera en la producción y operación de programas de radio y televisión en China es un tema de **altísima complejidad regulatoria**. Mientras la **operación de plataformas de transmisión (canales de TV y radio) sigue estando prohibida**, existen vías para la **cooperación en la producción de contenido** a través de modelos como joint-ventures restringidas o co-producciones por proyecto, siempre sujetas a un estricto control de contenidos y a la obtención de licencias específicas. El marco legal, centrado en el Catálogo de Inversión Extranjera y las regulaciones sectoriales de la NRTA, establece barreras claras para proteger la seguridad cultural. El propósito de este análisis ha sido desmitificar la pregunta inicial y proporcionar una guía realista para el inversor hispanohablante. La importancia radica en evitar costosos errores y en identificar oportunidades genuinas dentro de un entorno desafiante. Como recomendación principal, insto a cualquier interesado a realizar un **debido diligencia regulatoria exhaustiva** como primer paso, a buscar un socio local confiable y con las licencias adecuadas, y a ser extremadamente flexible en la adaptación del contenido creativo. El futuro probablemente traerá una evolución, no una revolución, en estas políticas, con una apertura cautelosa en áreas de producción específicas alineadas con los intereses estratégicos chinos. La paciencia, el respeto por las normas locales y una estrategia a largo plazo son, en definitiva, los mejores aliados del inversor en este fascinante pero exigente sector. --- ### Perspectiva de Jiaxi Finanzas e Impuestos Desde la trinchera de los trámites administrativos y la consultoría fiscal en Jiaxi, nuestra perspectiva sobre la participación extranjera en radio y TV es eminentemente práctica y cautelosa. **No vemos una apertura generalizada en el corto o mediano plazo**. El núcleo de la operación de medios sigue siendo un área roja infranqueable por razones de soberanía. Sin embargo, identificamos un espacio de oportunidad **muy nicho y regulado** en la producción de contenidos especializados, especialmente en formatos no narrativos (documentales educativos, científicos, culturales) y en servicios tecnológicos de apoyo a la producción. Nuestro consejo constante a los clientes es: **"Aterriza tu ambición"**. En lugar de aspirar a grandes operaciones, diseñen proyectos piloto de co-producción con socios chinos de reconocido prestigio. La clave del éxito no está en la magnitud de la inversión, sino en la **calidad de la alianza local** y en la meticulosa preparación del expediente regulatorio. Nuestra experiencia nos dice que los proyectos que priorizan el cumplimiento normativo desde el día cero y entienden que la ganancia puede ser más reputacional y de aprendizaje de mercado que financiera en las primeras etapas, son los que tienen posibilidades de prosperar y, con el tiempo, construir una posición sostenible en el complejo ecosistema mediático chino. Análisis para inversores sobre la compleja participación extranjera en la producción y operación de radio y TV en China, explorando marcos legales, modelos de cooperación, restricciones y perspectivas